viernes, 13 de julio de 2012

Mis demonios y el costo del activismo


Solo el que se la juega en el quehacer cotidiano sabe el costo que tiene hacer activismo político, del que sea, de qué se puede ganar y perder en esta condición humana.

Así reflexionaba hace un tiempo atrás. Me encontraba en ese dilema, me decía A ver Luisito, ¿prefieres ser un cordero que se conforma con el pasto que te sirve el campesino, o quieres actuar y ser el protagonista de tu presente, tomar el control de tu vida y salir adelante, incidiendo desde lo individual, lo colectivo desde el espacio público en plataformas virtuales y no tan virtuales?

Consulté los riesgos que esto implícitamente tendría para mi vida, qué pierdo, qué gano e hice los siguientes planteamientos: acción, reacción, consecuencias, represalia, estrategia política, geopolítica, transparencia, amparo legal al margen de estructuras organizativas, sean institucionales o no.

Con todos estos puntos llegue a la siguiente problemática si es así que se le puede llamar. ¿Qué gano al incidir políticamente desde las instituciones y fuera de ellas, qué precio tiene el activismo político para las personas LGBTIHQ?

Más o menos lo deslindé de la siguiente forma, con algunas pinceladas entrelíneas de lo que gritan mis demonios al interior de mi imaginario:

1 Primero que todo, gano en cultura política, aprendo a dialogar, ya que cuando me dispongo a escribir, suelo estudiar parte de los tópicos que abordo en mis publicaciones. ¿Qué riesgos corro?, ¡ha!, esa es la pregunta premio, para empezar, así de fácil puede costar el puesto de trabajo, como le ha costado a muchos colegas que, de buena fe, se sumaron al activismo LGBT.

Pienso que fue por las mentes dogmáticas, la rigidez institucional, por los métodos que discriminan a la persona por razones de identidad de género, orientación sexual, color de piel, sexo, o simplemente por pensar diferente en otro tema político. Ello le trajo como consecuencia la separación definitiva del puesto de trabajo por expresar públicamente una opinión al margen del discurso oficial. El argumento que he visto por parte del algunos “oficialistas” -dicen ellos- es que el ciberactivismo, desde lo no institucional, es contrarrevolución y traición a la patria, o bla, bla, bla, bla, triste es que desde grupos víctimas de otras discriminaciones (todas las discriminaciones se interconectan) que apoyan al sujeto discriminador, ese que, desde el poder, impunemente se atribuye el derecho a sancionar y discriminar.

2 Sigo. Fácilmente puede correr la “suerte” de ganar la atención de mucha gente que concuerda o no con tus criterios. Puedes ser tildado de persona que tiene “doble moral” como han dicho a mis espaldas (todo se sabe en esta vida), porque simplemente no comprenden que el activismo va más allá de cualquier barrera construida en el imaginario popular, que es más fácil etiquetar un pensamiento político que respetar y estudiar otras alternativas de activismo que conviven paralelamente y al margen del discurso institucional, no tan verticales ni tan organizacionalmente rígidos, que usan otros canales y otros métodos para incidir políticamente, dejando un mensaje tan revolucionario, socialista, emancipador, anticapitalista, e inclusivo como el que se supone se proyecta desde el oficialismo.

Con eso a la mente me llega un vago recuerdo de una persona que habló de uno de los proyectos al cual milito activamente a ver si recuerdo, emmm , ah, ¡ya!, si: era algo así como que tenía obligatoriamente militar en una organización institucional única y exclusivamente, porque las que son “independientes” son “disidentes” o contrarrevolucionarias y eso traería conflictos de intereses (en su imaginario) porque entonces no se sabía si estaban pagadas por alguna ONG opositora al gobierno cubano, o que se yo si respaldo institucional, o que si estaban en el limbo (bueno eso no existe, el Papa lo quitó). ¡En fin!, que hay personas que tienen tanto tiempo libre que se dedican a criticar a los demás sin mirar su propio techo y valorar si han hecho en su vida realmente algo que valiera la pena para que el proceso revolucionario cubano salga adelante sin caer en las manos de los chacales oportunistas que, a costa de la disgregación de proyectos, se llenan la panza de miles de dólares pagados por poderes imperialistas. Personas que piensan así son fáciles de manipular, pienso que son las primeras cuando se cae un proyecto van a pedir dinero a ese “poder” para hacer contrarrevolución.

3 Bien, cambiando de tema para relajarme un poco, ¿el activismo y el ciberactivismo puede traer dificultades para ligar pareja?

¡¡Ni se diga!!, ¡¡pues claro!! Cuando conoces a una persona en la calle o en el ciberespacio hay que encarnar el personaje de la canción de Shakira -ciega, sordo, muda  . El tema comienza muy bien, la gente se conoce, comienzan las salidas, gozar un buen sexo, repetir, repetir, repetir, repetir…

Y entonces cuando la cuestión se pone más seria, aparece la palabra activismo.
¿Qué es activismo?
Bueno defender toda causa justa, promover salud de todo tipo, defender los derechos de las mujeres, incidir políticamente, dialogar con el Estado y presionar en aras de una ciudadanía mas justa.
¿Que tu qué? dice la pareja”, aunque en la mayoría de los casos no lo dice, pues en las relaciones de pareja LGBTQH esos temas son “políticamente sensibles”.

Se imaginan, ¿verdad?: denominador común de la formula separadora de romances.

Bueno no todo es tan malo (¡ejem!), siempre hay alguien que se la juega contigo, te respeta y apoya en la labor revolucionaria que implícita y explícitamente trae el activismo. No me quejo de lo bien que me ha ido, pero también la he pasado bastante mal. Grandes amistades, amantes y proyectos de pareja se han desmoronado, en parte por este pensamiento mio, que rechaza toda manifestación machista, la violencia en la pareja sea de la orientación sexual que sea, para empezar.

4 La independencia sobre mi propio cuerpo, la defensa de mis derechos. Proyecto mi voz como una de muchas, incidiendo, presionando, incitando al diálogo y la reflexión desde el ciberactivismo y proponiendo acciones concretas desde el espacio público. Este pensamiento político, también, irónicamente, defiende los mismos derechos que son negados a las personas que me señalan, apartan y discriminan.

Yo estoy consciente de que el ciberactivismo es una condición revolucionaria, mi condición, mi estilo de vida, elegí luchar por lo que quiero, por lo que deseo ver a mi alrededor, no deseo que sigan las epidemias, estoy en contra de la violencia de cualquier tipo, presiono para que no sean expulsadas más personas de sus centros laborales por no ser heterosexuales de estilo hegemónico (lamentablemente este es el patrón que reina en los imaginarios de muchas personas en Cuba y parte del mundo). Todos somos seres humanos, ¡está bueno ya de que las etiquetas sean la justificación vacía para atribuir el derecho a discriminar y maltratar!

Me niego a que solo una parte de los seres humanos tenga el derecho a manifestar su afecto en público. Me niego a quedarme callado e incido con mis líneas a la(s) persona(s) encargada(s) de tramitar la revisión y aprobación del proyecto de modificación del nuevo Código de Familia, que propone el reconocimiento legal de las parejas de hecho no heterosexuales. Insto a las instituciones que usen sus canales para enviar un mensaje educativo a la sociedad, menos machista, más inclusivo y menos impositivo y propongo a la Dirección del Censo que reconozca todas las relaciones afectivas que existen en el país no solo las no heterosexuales digo todas. Existen diversos modelos de familia que merecen reconocimiento en el Censo, y para eso, me parece, no hay que pasar un curso de seis meses recibiendo psicología de pares o educación popular o sexología, etc.

Me rehúso de aceptar que la palabra “maricón” continúe siendo un elemento denigrante de la integridad de las personas LGBTIQH (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersex, Queers, Heterosexuales).

Rechazo el discurso oportunista de personas que, para aplastar causas justas, usan herramientas manipuladoras y vacías, basándose en la intriga, el vulgar chancleteo y la difamación.

Repelo las discriminaciones por color de piel, etnia, región, identidad de género, rol de género, religión o cualquier otro comportamiento humano o filiación política que sea objeto de ello.

Como consecuencia del proyectarme de esta manera he experimentado la decepción, la homofobia, el regionalismo (porque soy además oriental, santiaguero), ¡y qué! Pero bueno, total, eso ha sido lo malo. Lo bueno ha sido mi crecimiento, el empoderamiento, he ganado libertad y autonomía sobre mi mente y mi cuerpo, he conocido personas que coinciden con muchas de mis ideas, he entendido que no estoy solo, ni estoy loco.

Y como no tengo pelos en la lengua, se que no es delito defender los derechos humanos -mis derechos- que son extendidos al resto de los seres humanos, no me da la gana de asumir el rol de azadón (herramienta que se usa para arar la tierra y funciona de afuera hacia adentro, o sea trabajar para mi y el resto de la humanidad que se joda). Si por ser así me vas a apuntar con el dedo de “agente”: me resbala. Es una de las consecuencias de ser activista y asumo la responsabilidad y tengo herramientas para interpelar criterios sin base. ¿Me vas a acusar?, ¿de qué?: me resbala de nuevo. Es más, invoco el Capítulo VI artículos 41 y 42 y el Capitulo VII, artículos 53, 54 y 55 de la Constitución de la República de Cuba, y del Código Penal, Título XII: Delitos contra el Honor, Capítulo Difamación, Artículo 318.1. Cito lo siguiente, para aclarar mentes “confundidas”:

Constitución de la República de Cuba

Artículo 41 – Todos los ciudadanos gozan de iguales derechos y están sujetos a iguales deberes.

Artículo 42 – La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana está proscrita y es sancionada por la ley.

Artículo 53 – Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad.

Artículo 54 – Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos por los trabajadores, manuales e intelectuales, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y demás sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen de los medios necesarios a tales fines. Las organizaciones de masas y sociales disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas actividades en las que sus miembros gozan de la más amplia libertad de palabra y opinión, basadas en el derecho irrestricto a la iniciativa y a la critica.

Artículo 55 – El Estado, que reconoce, respeta y garantiza la libertad de conciencia y de religión, reconoce, respeta y garantiza a la vez la libertad de cada ciudadano de cambiar de creencias religiosas o no tener ninguna, y a profesar, dentro del respeto a la ley, el culto religioso de su preferencia.

Código Penal

Artículo 318.1 – El que, ante terceras personas, impute a otro una conducta, un hecho o una característica, contrarios al honor, que puedan dañar su reputación social, rebajarlo en la opinión pública o exponerlo a perder la confianza requerida para el desempeño de su cargo, profesión o función social, es sancionado con privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas o ambas.

Bien, todo claro, ¿verdad?, continúo con mis reflexiones, con mis demonios, y con el costo del activismo:

¿Se me hará más difícil encontrar o que me encuentre una pareja? Bueno, siempre tengo métodos alternativos para satisfacer mis necesidades sexuales y emocionales

¿Tendré enemigos? Lo tomo humorísticamente: cito a Muñi Munñi y repito Nolmal Veeeejo  , allá el que se intoxica la vida con sus creencias irracionales, me resbala igual.

¿Puede costar el puesto de trabajo? Chico, por suerte soy bueno en lo que hago, mi trabajo desde de la institución es una tarea y el activismo es otra (bien separadas, no hay por qué dárselas de superhéroe, ahora fuera del trabajo son otros 20 pesos). Siempre cumplo con las dos, tres, cuatro, y siempre estoy en algo útil. Como dato interesante, se cocinar, limpiar, lavar, algo de informática, albañilería, electricidad, comunicación adecuada, etc.

Estoy convencido de que el día que me “toquen”, de hambre no me voy a morir. Me considero suficiente independiente como para sobrevivir, como lo he hecho hasta hoy. Estoy consciente de lo que implica el activismo político (porque el activismo es política, el cuerpo es político). Hace tiempo me la estoy jugando. Me dice un amante que tuve ¡Tú estás loco pal carajo!, yo le respondí Oiga, los cambios no caen del cielo, y lo que esta mal hay que decirlo usando todos los canales necesarios para que el mensaje llegue a su destino lo menos contaminado posible, garantizando una retroalimentación positiva. Si no te comunicas con los de tu alrededor, nunca tu alrededor sabrá tus reales necesidades. La democracia real se basa en la diversidad de criterios.

Y para llegar a un punto realmente irreversible en el proceso revolucionario cubano socialista, inclusivo, diverso, equitativo y justo hay que hablar, hay que decir, hay que dialogar, esto implica hacer lo que un señor académico me respondió en un espacio de debate hace unos años: Oye, las personas, si quieren que las cosas mejoren, si quieren un futuro no capitalista, no imperialista, no basado en el fanatismo y devoción a ideas caducas… entonces hay que jugársela.

De eso se trata, ese es uno de los precios más altos que tiene el activismo. En todos los sentidos.

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Edicion de Yasmín S. Portales Machado



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