viernes, 1 de febrero de 2013

Una película peculiar




Ayer fue un día como otro de mis rutinas diarias, trabajo, corre para aquí, corre por allá, escribe una que otra nota en las redes sociales, haz un poco de banco en la radio a ver si algo extra se pega...

Terminé ya la tarde noche y desde luego mi destino es subir al ómnibus ruta P16 ya que en la noche no es recomendable hacer botella (autostop).

En el tramo a casa me terminé de leer un libro que me regalaron y resultó de mi agrado, no obstante mientras leía me planificaba para ver una película que varios amigos me recomendaron viera lo antes posible porque «está buenísima» según ellos, hasta que al fin llegué a Santiago de las Vegas. Me di un buen baño, preparé condiciones para el día siguiente y me acomodé en mi cuarto para deleitarme con el material cinematográfico en cuestión.

La verdad que el filme rebasó mis expectativas, a tal punto que me cogió tarde pegado de la pantalla. Yo ni quería ir al baño porque no quería perderme ni un segundo de lo que estaba sucediendo en cada secuencia que de sobremanera excitaba mi atención, y puedo decir que hacía tiempo no veía una película tan cargada de espiritualidad y conceptos filosóficos materializados que aparentemente en la actualidad podrían ser improbables o imposibles.

Quedé impactado con la dirección, el guión y las actuaciones, demostrando un extraordinario poder de desdoble y capacidad de hacer suya cada una de las historias de vida, entrelazando una en paralelo con la otra. Su contenido dramático y político transgrede cánones, modos de pensar y estilos de vida que de forma transversal transita por discriminaciones, doctrinas machistas, racistas, sexistas y homofóbicas contrastando con las relaciones de poder expuestas en la trama.

En esta película jugó un papel importante el significado universal del amor al prójimo que demuestra cómo este trasciende mas allá de la muerte, y, como un hilo invisible desde el pasado presente y futuro, nos hace involuntariamente juez y parte a lo largo del tiempo que dura Cloud Atlas.
Básicamente no tuve tiempo para detenerme en una escena y diferenciarla de otra, todo sucedió a una velocidad tan dinámica, entretenida y bien empalmada, que desde el principio me sentí parte de cada una de las historias, tuve la percepción que en algún momento mi vida estuvo y estará ligada a algún personaje.

Lo disfruté, soñé despierto y el piso se movió en mi mente como hacía varios años no sucedía. 

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